sábado, agosto 18, 2012

ARTE DE CAJAMARCA

PINTORES CAJAMARQUINOS




ANDRES ZEVALLOS
Nació en Campodén, Cajamarca, en 1916. su primera infancia transcurrió en Contumazá. De 1937 a 1941 estudió dibujo y pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes, cuyo director era por entonces José Sabogal.
En 1943 dejó Lima para dedicarse a la agricultura en Contumazá, al fundarse el Colegio Secundario, inicio labores docentes hasta la persecución política de 1949.
Vuelto a Cajamarca tras duras experiencias ingresó de dibujante en el colegio San Ramón donde, en 1955, fue nombrado profesor de Artes Plásticas. Después, graduado en la Primera Promoción de Educación de la Universidad Nacional de Cajamarca, dictó cursos de Historia y Geografía.En 1965 fue llamado para dirigir la recientemente creada Casa de la Cultura más tarde filial del I.N.C. cargo que renunció después de 17 años consecutivos, periodo en el cual realizó importantes obras a favor de la cultura de Cajamarca.
En 1972, invitado por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Cultura Hispánica, visitó varias ciudades españolas disertando sobre temas de cultura peruana.Habiendo reanudado su actividad pictórica, en 1972 realizó su primera exposición individual en Lima , organizada por la Galería de Arte “9”. Seguidamente fue invitado a exponer en varias ciudades de Alemania entre ellas Dortmund y Munich.Entre su producción como escritor destacan sus obras Cuentos Del Tío Lino y Boceto Biográfico del Pintor Mario Urteaga.
Sus Obras pictóricas se encuentran en colecciones públicas y privadas de España, Inglaterra, Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Canadá, Japón, Noruega y en Cajamarca existe una sala dedicada íntegramente a sus obras, en las instalaciones del I.N.C
CAMILO BLAS

José Alfonso Sánchez Urteaga nació en la ciudad de Cajamarca el 19 de marzo de 1903. Muy tempranamente dio muestras de su dote de dibujante, las cuales fueron inicialmente encauzadas y alentadas por su tío Mario Urteaga, que también fue su profesor de dibujo en Colegio San Ramón. Obedeciendo el requerimiento materno, se graduó de abogado en La Universidad de La Libertad antes de entregarse por entero a la actividad pictórica, mundo en el que irrumpió con el tajante seudónimo de Camilo Blas. En Trujillo al celebrarse el centenario de la independencia, Camilo Blas ganó el concurso de pintura presentando un cuadro titulado "Mochera", de clara temática autoctonista, realizado cuando aun no había tomado contacto con Sabogal. De ahí que más tarde se expresara diciendo: “Pintaba mi Tierra y mi Pueblo, sin saberlo era indigenista y el movimiento había surgido”.
Su encuentro con Sabogal dio origen a una gran amistad y a una plena identificación de propósitos. A sugerencia del pintor cajabambino, Camilo ingresó al taller del maestro Daniel Hernández, Director de la Escuela de Bellas Artes, para recibir alguna orientación necesaria. Luego en compañía de Sabogal viajó al Cusco y en seguida a La Paz – Bolivia para pintar un mural. De regreso en el Cuzco, Camilo se quedó allí por dos años pintando muchos cuadros y realizando una serie de notables dibujos y xilografías que luego formarán su primera exposición en Lima. Seguidamente se hechó a viajar por distintas partes del país, tal como estaba convenido por el grupo indigenista. En 1946 obtuvo el premio Nacional de Pintura “Ignacio Merino".
Fue casado por la señorita Anita Silis con quien tubo cuatro hijas. Camilo Blas Falleció el 26 de julio de 1985, en Lima
JOSE SABOGAL
Nació en Cajabamba, ciudad de provincia en el departamento de Cajamarca (Perú) a 2,700 metros de altura, con abundantes arroyos, juguetones riachuelos y caudaloso río en el cercano valle de clima tropical. Sólo la etapa de su infancia transcurrió en esta Arcadia andina en el encuentro de dos siglos: fines del siglo XIX y alborada del XX.

internado y en cinco días de marcha a pie volvió a Cajabamba. A los dieciséis años salió para el correr mundo. En el valle de Chicama maduro la ilusión de viajar a Europa. En Roma inició sus estudios para pintor con apasionada voluntad, como vengando sus años de adolescencia. Su permanencia en esa ciudad, sumergido en su poderoso ambiente de arte y luchando por el estudio y por el sustento, fue etapa intensa, inquietante y básica en su formación estética.
En Italia viajó por sus bellas ciudades y pueblos. Viajó por Francia y por las costas africanas, Argelia y Marruecos. Entró a España y recorrió la península con la rara sensación de ser o no ser así como hijo pródigo de la bravía tierra española. Volvió a Buenos Aires con fines de retorno a Europa, pero la belleza inédita de los Andes americanos tuvo en él fuerte atracción y planeó viajar a Cusco. Realizó un viaje inolvidable por la magia arcaica que la ruta del Altiplano, el Titicaca y el sagrado río Vilcamayo operaron en su sensibilidad.
En Cusco se detuvo seis meses sólo dedicado a pintar tratando de interpretar su carácter, su bella luz plateada y sus dorados "soles de los gentiles". Esta tierra cusqueña tuvo fuerte embrujo en el desarrollo de su posterior obra en el Perú. De Cusco se dirigió a Lima por la ruta del ferrocarril y el mar.
De regreso en 1943 reanudó sus funciones de Director de la Escuela Nacional de Bellas Artes, pero en Julio del mismo año urgido por sus inquietudes de pintar optó por sus propias tareas. En 1946 aceptó el simpático requerimiento del Museo de la Cultura Peruana para formar el Instituto de Arte Peruano. Los seis pintores "Indigenistas" que lo formaron, investigaron sobre Artes Peruanas de todos los tiempos y lograron fundar el Museo de las Artes Populares. El 15 de diciembre de 1956, falleció José Sabogal luego de dos días de crisis. En su caballete quedó, sin terminar, el retrato de una amiga.

sábado, 28 de junio de 2008


MARIO URTEAGA

Nació en Cajamarca y es el pintor que mejor define el aura, el espíritu y la visión indigenista en el arte peruano del siglo XX. Se le descubre muy tardíamente, en Lima, hacia 1934. Pero su obra era apreciada por los habitantes de Cajamarca desde los umbrales de ese siglo. En sus imágenes la congoja, el milenario cansancio y el incesante trajinar del pueblo indígena queda retratado con ese mismo espíritu que vemos agolparse en el pecho del hombre indio, en sus mujeres laboriosas y en esa búsqueda incansable por una mejor existencia. La ira contenida, el sabor masticado de la hoja de coca parece advertirse en esos rostros de mirada profunda e inquietante. Pero sobre todo, el sentido de soledad en medio de la imponente presencia de la cadena

Aunque autodidacto, Urteaga hace una simbiosis entre los modelos academicistas y la tradición pictórica peruana y los funde en un todo que envuelve gestos, posturas, y sobre todo la presencia del paisaje del altiplano y del Norte Peruano. El sabor provinciano de sus pinturas no mengua, sino enaltece, la autenticidad de este pintor que compone sus obras con cuidadoso orden y magistral oficio. Pero lo importante, lo trascendente, es cómo Urteaga aúna el espíritu peruano de toda una época en aquellas escenas campesinas, en esos bucólicos paisajes en los que la opresión de la altura es sólo comparable a opresión económica y política del indio peruano.Urteaga ha logrado mostrar al mundo "Los indios más indios que jamás se han pintado", según la frase conclusiva de Teodoro Núñez Ureta.

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